Exportar productos alimentarios abre grandes oportunidades, pero también expone a las marcas a exigencias normativas y culturales muy distintas a las de su mercado de origen. Una de las principales áreas de riesgo es el etiquetado: cada país exige requisitos específicos de contenido, forma y lenguaje, y un error puede implicar la inmovilización de mercancías, multas o pérdida de reputación.
Para minimizar riesgos, es fundamental validar que el etiquetado cumple todos los requisitos antes de enviar los productos. A continuación, ofrecemos una guía práctica de traducción de etiquetado que actúa como checklist para revisar si una etiqueta alimentaria está realmente preparada para su comercialización internacional.
Traducción precisa y completa
En primer lugar, es indispensable asegurar que todo el contenido de la etiqueta ha sido traducido correctamente. Esto incluye ingredientes, advertencias, instrucciones de uso y cualquier información nutricional. Una traducción incompleta o incorrecta puede inducir a error al consumidor o incumplir la normativa vigente.
Además, no basta con una traducción literal: debe garantizarse que los términos técnicos se utilicen de acuerdo con los estándares de la industria alimentaria del país de destino.
Cumplimiento normativo local
Cada país tiene su propio marco regulador en materia de etiquetado de alimentos. Por ejemplo, en la Unión Europea, es obligatorio destacar en la lista de ingredientes aquellos elementos considerados alérgenos, mientras que en otros mercados se exige una formulación específica en los avisos sanitarios.
El checklist debe incluir una revisión de:
- La declaración de alérgenos obligatorios.
- La composición detallada conforme a los requisitos locales.
- La adecuación de la información nutricional al formato y valores exigidos en el país de destino.
- El tamaño mínimo de las fuentes y la disposición de los elementos de información.
Adaptación cultural y sensitiva
Una etiqueta eficaz no solo cumple normas: también conecta con el consumidor local. En este sentido, la revisión cultural es imprescindible. Hay que verificar que:
- Los colores utilizados no tengan connotaciones negativas en la cultura de destino.
- Las imágenes y símbolos sean apropiados y comprensibles.
- El lenguaje empleado sea claro y respetuoso con las costumbres locales.
Un error cultural puede hacer que un producto perfectamente válido sea rechazado por el consumidor o incluso genere polémica en medios locales.
Formatos correctos de medida y fecha
También deben revisarse las unidades de medida (por ejemplo, gramos frente a onzas) y el formato de las fechas de caducidad. Un etiquetado incorrecto en este aspecto puede provocar confusión o incluso hacer que un producto parezca inseguro para el consumo.
Revisión lingüística y legal
Antes de imprimir y distribuir las etiquetas, es fundamental someter la traducción a una doble revisión: una lingüística, para evitar errores de redacción, y otra legal, para confirmar el cumplimiento de la normativa aplicable.Para asegurarte de que tu producto cumple con todos los requisitos de etiquetado internacional, contacta con nosotros de BBLTranslation. Te acompañamos en cada paso del proceso de internacionalización.