En el mundo globalizado de hoy, los productos alimentarios cruzan fronteras constantemente. Sin embargo, cada país tiene su propia cultura gastronómica, su manera particular de entender los alimentos, de interpretarlos y de consumirlos. Este factor, muchas veces pasado por alto, tiene un enorme impacto en cómo debe realizarse la traducción de etiquetas alimentarias.
Traducir etiquetas no es simplemente trasladar ingredientes o instrucciones de un idioma a otro. También implica entender cómo percibe el consumidor local los alimentos, qué valora, qué rechaza y cómo interpreta cada término relacionado con la comida.
Por ejemplo, un concepto tan común en Europa como «bio» o «ecológico» puede no tener un equivalente exacto en otros mercados, o requerir explicaciones adicionales en regiones donde la conciencia medioambiental aún está en crecimiento. De igual modo, términos como «artesano» o «natural» pueden tener distintas connotaciones dependiendo del país: en algunos mercados son auténticos reclamos de calidad, mientras que en otros pueden parecer irrelevantes o vacíos de contenido.
Además, la cultura gastronómica influye directamente en cómo se perciben ingredientes específicos. Ingredientes que en Europa se consideran saludables pueden generar rechazo en Asia o en América Latina, y viceversa. No adaptar la traducción de etiquetas alimentarias a estas percepciones puede hacer que un producto pase desapercibido o incluso sea rechazado, aunque cumpla perfectamente con los requisitos legales.
El desafío para las marcas no es solo legalizar su producto para un nuevo mercado, sino también hacerlo culturalmente apetecible. Y ahí es donde la traducción, entendida en su sentido más amplio de adaptación cultural, cobra una importancia estratégica. En BBLTranslation, trabajamos desde la comprensión profunda de las culturas gastronómicas locales, asegurando que las etiquetas no solo sean correctas, sino también atractivas y relevantes para el consumidor final. Contacta con nosotros de BBLTranslation.