En diciembre del 2011, cuando el formato digital todavía no había arrebatado su puesto al correo postal ordinario, BBLTranslation envió docenas de postales navideñas con la foto del Palau de la Música Catalana en Barcelona, ciudad sede de la agencia de traducciones.
En la postal traducida a varios idiomas según el destinatario, se escribieron las siguientes letras: «La música es la lengua más hablada en el mundo. Con ella, BBL quiere felicitaros las fiestas y desearos un 2012 lleno de nuevas y felices sinfonías, de nuevo juntos.»
Y en el 2019, volvemos a hablar de la lengua más hablada del mundo, la música, pero en esta ocasión con motivo de una magnífica muestra de arte gótico: el Duomo de Milán.
Las raíces de la administradora única de BBLTranslation, Barbara Beatrice Lavitola, y su estrecha vinculación con la ciudad de Milán, donde Barbara pasa mucho tiempo ya que allí operan también los principales clientes del sector legal y financiero de BBLTranslation, han propiciado el apadrinamiento de la aguja de San Francisco y el apoyo al proyecto “15 800 notas por el Duomo”, ambas iniciativas promovidas por la Veneranda Fabbrica del Duomo di Milano.
BBLTranslation ha escogido la aguja de San Francisco, la n.º 26, en honor al abuelo de Barbara, con quien comparte nombre y que nació en el año 1926. Un ejemplo vivo de honestidad, compromiso, dedicación y trabajo.
Y, para que la música siga sonando en todo su esplendor, se ha querido contribuir también a la restauración del gran órgano del Duomo de Milán; un proceso complejo y delicado debido al deterioro de revestimientos y ornamentos de madera, así como por la oxidación de las distintas piezas electromecánicas. Construido en el año 1938, con 15 800 tubos, 5 consolas y 180 registros sonoros, el órgano del Duomo es el más grande de Italia y el segundo de Europa, solo por detrás del órgano de la catedral de Passau (Alemania), y está, además, entre los quince primeros más grandes del mundo.
Nos enorgullece mostrar la carta de agradecimiento del Dr. F. Confalonieri —Presidente de la Veneranda Fabbrica del Duomo— y de Mons. G. Borgonovo —arcipreste del Duomo de Milán—, con la esperanza de que tanto las notas musicales como las palabras nunca dejen de emocionarnos.